Es probable que se siente en su habitación, descanse, se bañe, coma y siéntete completamente libre ya que conoces las reglas y hasta dónde puede llegar por el bien de la vida familiar. Todavía no podemos leer la mente, ni tampoco su hijo o hija.
En comparación con la situación 2, si tu hijo entiende las reglas, podrá moverse libremente y ser auténtico, sin miedo, siempre que esos límites sean consistentes y protejan el bienestar personal y grupal.
Otro aspecto importante a la hora de poner límites es que una vez establecidos, se explica la razón detrás de ellos, pero cuando se les recuerde, deben ser dirigidos sin necesidad de mayores detalles. Una larga discusión en una situación de riesgo puede llevar a la confusión y a la pérdida del sentido del límite.
Como demuestran responsabilidad al tomar acciones específicas, los límites se aflojarán a medida que se entienda su propósito. A veces los límites seguirán existiendo, pero ya no seremos responsables de hacerlos cumplir porque no será necesario. Nuestros hijos los entenderán y los utilizarán.
Esto no implica que en el futuro volvamos a tener la responsabilidad de hacerlo cumplir, recuerda que el segundo factor importante del límite es implementarlos.
No tengas miedo de poner límites de nuevo
Cuando repetimos comportamientos que nos dijeron que son parte del rol de una madre o un padre y no cuestionarlos, probablemente creamos que es una debilidad volver a poner límites ya que es una falta de autoridad. ¿Cuántas veces escuchaste a otros o te escuchaste decir? “¿Cuántas veces tengo que repetírtelo? ”; la respuesta es: tantas veces como sea necesario, y también se hará de la misma manera que la primera vez, con calma, de manera conciliadora y firme. haga clic aquí para leer sobre un ejercicio que evita repetir comportamientos sin dudarlo.
Un ejemplo de esto se puede ver en el campo de la cocina. Cuando empezamos a enseñar a nuestros hijos a cocinar, una regla sencilla y típica es que no usan utensilios de cocina afilados. Estos están reservados solo para adultos. Con el tiempo, esta regla se relaja, permitiéndoles usarlos bajo la supervisión de un adulto hasta que lleguen al punto en que puedan manejar los utensilios de cocina sin supervisión.
Sin embargo, en algún momento invitan a sus amigos y, emocionados por la visita, comienzan a tomar los utensilios de cocina como juguetes. En ese caso, es necesario retomar la responsabilidad de poner límites y explicarles que su comportamiento no fue responsable ni seguro para ellos ni ellos mismos. Por ello, “no podrá volver a utilizar los utensilios cuando haya visitas ya que ha demostrado que no puede manejar la situación con una variable adicional”.
Con el tiempo, pueden ser capaces de utilizar los utensilios con total autonomía, pero es crucial SIEMPRE establecer límites. Esta es la manera de acompañar y cuidar a nuestros hijos.